viernes, 4 de julio de 2014

¿Qué quieren las mujeres de los hombres?


Las generaciones cambian, evolucionan y se degeneran cada vez más. Hace unos días le pregunte a un amigo por lo que quiere una mujer, y él muy abnegado a pensar de hay mujeres fieles, sólo dice: "ustedes quieren sexo, es lo único que quieren". Pero ¿qué clase de hombre dirá esto? solo el típico conquistador que cayó en la trampa de una mujer difícil de ligar, que no le gustó su acto en la intimidad, estaba necesitada, o simplemente enamorada de otro hombre. Lo sedujo, lo enredó, lo volvió loco y lo dejó.
 
Los solteros más codiciados, inmersos en su sabia experiencia saben que a las mujeres hay que escucharlas para saber como llegarles y endulzarles el oído, los resabiados como les llaman las mujeres anticreyentes, tiene una frase literal muy usual para ellos: "háblame con hechos no con palabras", y como digo, las palabras se las lleva el viento, para coquetear con la brisa, sí con la brisa, pero de otra mujer.
 
Al 90% que se fijan solo en voluptuosidad, belleza exótica y sensual, les advierto que es preferible las mujeres independientes que toman sus propias decisiones, a las que en sus expedientes pasados han conservado dependencia económica de sus exnovios. Como caballeros en un combate, los hombres siempre se muestran refinados y amplios en vista de que su doncella tiene una vida lechuguina o lujosa, para luego decepcionarse y decir: "las mujeres son interesadas, solo quieren que les gasten, se fijan en carros y la billetera".

Y haciendo un paréntesis en el tema, me pregunto ¿cómo no se va fijar una mujer interesada en el dinero de aquel que ostenta? Si lo primero que dice el hombre por miedo a perder en "knock out"  y ser rechazado es: "yo pago, cuentas con mi apoyo e incondicionalidad, cuéntame tus problemas". Como es costumbre la gran mayoría de afectaciones de la mujer son familiares, económicos o amorosos, claro esta que el último no se lo confesarán por conveniencia. Así que los hombres derrochan una fortuna a la que le dice que "no", pero a la que verdaderamente los quiere, las que están enamoradas y las que consideran "seguras" (según diccionario de la lengua varonil: dícese de mujer disponible, de salidas esporádicas, sexo gratis y amor placentero sin compromiso o novia boba), con ellas pagan al estilo americano, por mitad.

La regla imperante en los hombres debería ser no tomar en serio a las comprometidas, despechadas o libertinas, esta clase de mujeres lo que menos va a querer es comprometerse, enamorándolos abruptamente, porque siempre se fijan en la que no pueden tener en sus vidas, caso usual que les sucede a hombres que no saben lo que quieren, que andan con una y con otra (por no tildarlos de mujeriegos), son los que abundan y ya se están devaluando en el mercado.

 Estas situaciones son las culpables de las decepciones en el corazón, que luego de ser destruido, ser prevenida se toma como una decisión pero no definitiva. Somos incomprensibles en este mundo, cambiamos nuestra forma de pensar según la edad, etapa y experiencias vividas. Por tal razón, le aconsejé a mi amigo Gavilán que con las mujeres prevenidas "no de ni poco ni muy, pero al tiempo y ni tanto", porque advierto que luego de que se ha convertido en su amigo, ella empezará a verlo como osito y no como amor.


Las complicadas, las ninfómanas, las selectivas, las que no se conforman con poco sino con lo que creen que se merecen, cada una en su prospecto y sentir buscan al hombre que las llene realmente, pero ¿se ha puesto a pensar que habrá pasado en la vida de cada mujer? Algunas se acostumbran a tener un prototipo de hombre ideal, a veces los cambiamos pero realmente los queremos como son, y en otras ocasiones aún existe una sombra imaginable de cómo es el ex, que al final difícilmente se encuentra algo parecido.

Los trucos no funcionan, todas pensamos distinto, hablamos distintos, y de acuerdo a nuestro tiempo y experiencias amamos distinto. Si logras atraer su atención, primero conócela, así sabrás lo que realmente quiere. Nosotras estamos genéticamente creadas para amar y decidir lo que queremos, tenemos el poder de escoger al hombre, solo que no tenemos un manual de la vida para saber cuál es el ideal, no nos sucedió lo mismo que a Eva con Adan, así que no nos juzguen por la elección de amores.

 
A pesar de la promiscuidad prematura, las constantes demandas de divorcios, los embarazos no deseados, la rivalidad e igualdad de sexos de esta época, para nosotras ser mujer aún sigue siendo un don, y por tal razón queremos sentirnos valoradas, amadas, admiradas, deseadas y respetadas.

El gran dilema de la vida es acoger a la mujer en su momento, descubrir lo que realmente la hace feliz y lo que quiere, ya sea un amor pasajero, un amante, un novio, un esposo, un hijo, una familia, o una estabilidad sexual, económica y emocional, siempre queremos algo más. Sin embargo no hay que olvidar que todo puede cambiar, porque ningún guión esta escrito, con frecuencia las mujeres nos enamoramos de nada y la nada se convierte en todo.


Por Daira Leal G.