viernes, 16 de septiembre de 2016

Amores a corto plazo, una nueva prostitución del amor


Es increíble ver como aún se celebran bodas de oro si ni siquiera el único tipo que nos “cae” puede durar más de un mes sin desaparecerse, es más,  cuando bien nos va,  el susodicho resucita a los otros dos meses con un emoticón o un profundo: “¿Pola o miedo?”; si, el clásico gitano mamerto  del siglo 21.


El virus del amor perecedero se ha venido propagando hasta convertirse en el referente actual más fuerte: un amor esquivo al amor, menos romántico, menos tolerante, más superficial, lleno de miedos y muy lejos de la palabra lealtad, por no llamarlo compromiso; pero, ¿por qué?, ¿quiénes serían los pioneros?, ¿nosotras?, ¿ellos? En una entrada anterior de mi blog victimicé a las mujeres, pero en esta oportunidad es necesario poner las cartas sobre la mesa y dejar entrever porqué muchas veces somos nosotras las libretistas de esas cortas y efímeras historias de amor, pues hemos dedicado la vida entera a que nos entiendan y complazcan y no a autoevaluarnos. Para ello he retomado algunas notas mentales y he creado unas nuevas las cuales nos podrían “facilitar” nuestra incierta vida amorosa, ya veremos.

Primera regla cliché pero de oro: no espere encontrar al papá de sus hijos en un paseo de finca o en una noche de tragos, en una visita de puente festivo que él haga en su ciudad o mucho menos en una ocasión que combine todas las anteriores. Es claro que lo que menos buscaba el hombre en este tipo de planes era a la mamá de sus hijos y a un cura que los casara, así que no se queje después si eso no tuvo futuro.

Ahora bien, si de reglas cliché se trata, tampoco pretenda que alguien quiera tener algo estable con usted si acabó de terminar una relación larga, lo máximo que éste buscaría sería una vieja con quien divertirse, bueno, a menos que sea un hombre con la teoría del “clavo” en su libro mental, que recurre a la novedad (usted) para desterrar “a las malas” los fantasmas del pasado (la ex) que él solo no pudo hacer (porque le quedó grande) y sin querer termine bien tragado otra vez, por puro accidente.

Tercera nota mental: sea clara y honesta, la habilidad menos desarrollada en los hombres podría ser la intuición. Ellos no son brujos capaces de leer nuestro pensamiento ni mucho menos mujeres que entiendan nuestras indirectas; si no le gusta el “man” no lo deje en el famoso limbo de la “friend zone”, porque daña de por vida al pobre tipo y si al contrario le interesa, no se las dé de “mujer que vale la pena” poniéndolo a prueba con una larga  espera, mientras el tipo adivina qué es lo que usted quiere,  ya eso pasó de moda.

Algo igualmente “old fashioned” es seguir esperando a que el árbol de mango dé peras; el hombre es tan distinto a la mujer como un gato a un perro, así pertenezcan a un mismo reino. No pretenda que el gato le reciba efusivamente como lo hace su perro, y no es que uno sea mejor que el otro, simplemente son seres con personalidades diferentes compartiendo un mismo entorno; así que no espere que el hombre, por ser humano como usted, le retribuya con  los mismos detalles que usted le da, no espere que éste viva siempre en pro de sorprenderla, de  recordar todas las fechas especiales con hora y lugar y que haga las veces de cuenta chistes, psicólogo, adivino, y chef en esa fecha mensual en la que nadie nos soporta, pues jamás serán detalles propios de su naturaleza sino aprendidos socialmente, debemos aprender a aceptarlo y a aceptar sus diferentes manifestaciones de amor, menos las que puedan atentar con nuestra integridad. Si usted se enoja porque él no es igual de especial a usted, debería enojarse entonces cuando muerda el mango y no le sepa a pera, así de simple, ah!, y si muerde el mango y no le gustó ese sabor a mango, bótelo a la basura, es muy fácil, aplica también con los hombres.

Y siguiendo con ese afán femenino de ser especial, recuerde que no siempre puede complacerle en todo lo que él diga, no olvide que usted también tiene una vida y un lugar que debe darse, la idea no es ser la clásica mamerta rogada, es buscar un equilibrio, algo en la mitad. Si usted es de las que casi siempre le corre a cualquier hora  y le cae donde esté parchando por más en la “porra” que sea – “porque una debe ser descomplicada, chévere y todo terreno”-, le está mandando un mensaje que él recibe erróneamente: “mujer disponible 24/7, mujer que puedo tener cuando quiera, donde quiera, a la hora que quiera= mujer poco interesante”.  Qué malos entendedores ¿o no?
Ya para cerrar el tema de la salidas, y de paso  finalizar las líneas, trate de no  ver al tipo como una tarjeta de crédito con “patas”, que le tenga que invitar hasta el tumix después del almuerzo, ¡No!, no hay nada peor que una vieja “gasolinera” –como decimos en el Espinal- que esté esperando siempre el hombre le gaste- ¡qué oso! –. Hagamos que nuestros actos sean coherentes con la famosa igualdad de género de la que nos encanta hablar en las redes sociales.

¡Objeción!, sí hay algo peor que una mujer “gasolinera” y una mujer 24/7,  una mujer que a causa de la soledad busque compañía a cualquier precio y se olvide de sus propios sueños para empezar a perseguir sueños ajenos, una mujer llena de prejuicios que tome sus  decisiones basada en las malas experiencias del pasado.  La vida es demasiado corta para perder el tiempo con amores que desde un principio se saben que serán perjudiciales y pasajeros, también para dejar perder oportunidades con personajes con los que tal vez si podamos escribir una buena historia de amor, nuestra favorita por la eternidad.


By Erika Medina Arteaga