lunes, 26 de junio de 2017

La comida perfecta: el tamal y la arepa


Nosotros como colombianos y latinos tenemos una variedad gastronómica muy amplia, gracias a lo que nos ha brindado “natura”, pero nuestra cocina no siempre fue tan variada.

En tiempos pasados nuestra cocina carecía de una comercialización de productos bien establecida y no teníamos de otra que comer literalmente lo que la tierra nos quisiera regalar. Luego de la llegada de los europeos nos vimos envueltos en un movimiento de productos gigante con una mezcla cultural. Comenzamos a cambiar nuestra forma de comer, de vestir y de ver el mundo; nuestras costumbres se comenzaron a perder y al día de hoy, muchas de ellas por no decir todas, se han perdido.

De las pocas costumbres que viven hoy en día están dos de mis más grandes amores, yo las llamo la comida perfecta, la arepa y el tamal. Son bienes tan preciados para nosotros, que incluso nos lo disputamos con otros países, y estaría mal decir que la arepa es Colombiana, Venezolana o Panameña, porque cuando nuestros antepasados nos las regalaban, no existían Venezolanos, Panameños o Colombianos, éramos Wayuu, Kurripako, Piapoko, Kuna, Embera entre otras tribus que nos hacen hermanos.

Nuestra arepa protagonista de desayunos y acompañamiento perfecto de nuestra comida, es para nosotros el plato insignia y más valorado en la mayoría de regiones de nuestro país, igualmente vienen las variedades: Las encontramos elaboradas mayormente de maíz, pero en algunos casos están hechas de arroz, como la oreja e perro de “Tolima grande”, hoy compartida entre Huilenses y Tolimenses; la arepa de trigo y maíz como la boyacense o solamente de maíz cambiando su tipo, ya sean de choclo dulce, maíz amarillo o blanco, bien sean fritas, asadas, en sartén o hasta en horno son nuestro propio tipo de pan.

Con el tema del tamal ¡es algo muy complejo! porque no se sabe a ciencia cierta de qué región específica viene. Lo encontramos en México, Argentina, Costa rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia, Ecuador, Cuba, Belice, Bolivia, Perú, Nicaragua, Chile y República Dominicana con el nombre de “tamal”, “humita” o “huminta” y “hallaca”, entre otros. Pero eso no es relevante, puesto que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia versión y manera de mostrar lo que nos ha acompañado a través de los años.

Nuestra cocina tradicional es lo más relevante en nuestra cultura, puesto que la comida es la mejor manera de conocer otros lugares, gente y a nosotros mismos. No hay mayor sensación que madrugar un día del tamal y salir a la calle a comer en una plaza, y volver a la casa con una bolsa de tamales para toda la familia, porque ni el celador del barrio se queda sin su desayuno.

El valor más grande y sentimiento más lindo que un Colombiano puede sentir es sentarse a la orilla de un río o en una plaza de Mercado, a comer con la familia mientras cuentan chistes y los primos van corriendo de un lado a otro espantando al perro del vecino.


No perdamos tradiciones tan lindas y sigamos disfrutando de nuestra propia cultura, y si es posible en familia o amigos mucho mejor. Cómase un tamal y prepárese unas arepas.

El Tamal (preparación 8 tamales):


Remojar una libra de maíz en agua por 72 horas cambiando el agua cada 12 horas o una vez al día, como le quede más fácil. De ahí, molerlo y dejarlo reposar mientras deja adobando pollo con comino sal y pimiento, súper importante para que el tamal sea un poco picante. Aparte hervir cuero de cerdo y costillas de cerdo por media hora en un litro y medio de agua, luego mezclar el maíz molido con la mitad del caldo más o menos y escurrirlo, para sacar el exceso de líquido, y mezclar con media libra arroz cocinado y arveja cocinada. Dejar reposar una hora.

 Aparte sofreír cebolla con ajo y achiote hasta que este dorada la cebolla. Engrasar una hoja de plátano con aceite de cocina y poner un poco de masa, pollo, costilla y cuero de cerdo, huevo duro, zanahoria en rodajas, papa en rodajas. Poner otra capa de masa por encima, recoger las puntas y amarrar con cabuya en la punta que quede bien cerrado. Sumergir los tamales en agua con el resto del caldo y dejar cocinar por 2 horas y media en una olla tapada, sin sobre poner los tamales a fuego medio. Sírvalos calientes con una arepa de tienda o con una oreja e perro y disfrute con sus amigos de desenguayabe o con su abuelita de desayuno con un chocolate.

Arepa e huevo:

Lave medio kilo de maíz amarillo y escurra bien. Cúbralo con agua, disuelva una cucharada de cal o si prefiere ceniza de madera o carbón. Agregue al maíz, póngalo a hervir a fuego alto por media hora. Apague el fuego, deje tapada la olla y deje remojar por 12 horas o hasta que se suelte la cáscara del maíz con los dedos. Enjuáguelos en agua fría y pele los granos. Páselos por un Molino hasta que queden casi polvo (Si tiene pereza compre harina PAN).


Agarre 2 tazas de la harina de maíz y mezcle con 2 tazas de agua y media de mantequilla. Amase hasta que quede homogénea y saque discos de 2 milímetros de grosor más o menos. Junte de a dos discos solo pegando los bordes y ponga a enfriar en el congelador o nevera por media hora más o menos (para que cuando vaya a freír no se vuelva nada la masa). Ponga a freír en aceite a unos 250 grados; cuando las arepas estén comenzando a estar doradas, retírelas del aceite y abra un hueco en una esquina; ponga un huevo crudo dentro y cierre de vuelta y otra vez a la freidora hasta que esté perfectamente dorada la arepa. Sáquelas y póngalas en servilletas para quitarle el exceso de aceite y mientras están bien calientes agregue sal y cómasela calientica, pero no de una que se quema la lengua.

Entre tanto, me sentiría mal no tener en cuenta uno de mis platos favoritos del mundo y por eso saliéndome un poco de mi comida perfecta, quiero hablar de mi gran amigo el sancocho. Aunque no quiero entrar mucho en detalle como origen o variedades, quiero hablar en detalle de mi propio sancocho, el sancocho trifásico Tolimense:




Coja una cebolla larga con pimentón, achiote, comino y licúelo. Luego ponga costilla de cerdo, muslo de gallina o pollo y carne de res (a mí me gusta con cola), en una olla con mazorca y plátano verde cortados en trozos medianos, sal y el licuado que hizo con buena agua. Déjelo a fuego no tan alto, por una hora más o menos, luego agregue la papa y la yuca cortada en pedazos y cocine hasta que se ablanden. Se demora como 40 minutos más o menos, termine rectificando la sal, comino y achiote. Sirva en plato hondo con cilantro por encima y acompañe con un plato de arroz y aguacate. Solo como recomendación, cocínelo todo en leña, hasta el arroz, si puede.